Invernaderos caseros: ventajas, tipos y consejos

Invernaderos caseros: ventajas, tipos y consejos

La ecología está a la orden del día, y lo cierto es que eso supone un alivio, en cierta medida. No cabe duda de que el planeta necesita que nos pongamos de su parte, de ahí que cada vez sea más gente la que se esté planteando comenzar a cultivar por su cuenta todo aquello que esté a su alcance. Disponer de un huerto en casa es una experiencia interesante, especialmente porque nos ayuda a reconectar con la naturaleza, y al necesitar tanta atención nos obligamos a tener un ritmo constante. Además, la sensación de progreso es palpable, ya que son pocos los que no le cogen el truco a cultivar en cuanto empiezan a ver resultados. Ver cómo crecen hortalizas, frutas o verduras después de semanas cuidándolas con mimo es una sensación muy satisfactoria, y es, también, una forma muy saludable de redescubrir la comida y de ser plenamente conscientes de lo que consumimos. En general, se trata de una alternativa ecológica y sana que nos aporta mucho más de lo que nos quita, y desde mi punto de vista resulta siempre recomendable.

Ahora bien, los hay que no disponen de ningún espacio en el que puedan disponer un huerto de grandes dimensiones, o siquiera un huerto pequeño, porque vivir en ciudad dificulta bastante la horticultura. Sin embargo, existen alternativas muy cómodas para este tipo de situaciones. Por ejemplo, los cultivos de hidroponía o los huertos verticales han comenzado a popularizarse de un tiempo a esta parte, ya que permite cultivar de manera limpia y segura sin, por ello, ocupar demasiado espacio. Hoy voy a hablarte de los invernaderos caseros, otra opción muy práctica para cultivar y controlar nuestro cultivo con comodidad, aun viviendo en un ambiente urbano.

Por qué construir un invernadero casero

Entre las muchas ventajas que nos aporta un invernadero casero, la principal es que, al tratarse de un recinto cerrado, nos permite controlar la temperatura del cultivo. Si has entrado alguna vez en un invernadero, te habrás dado cuenta de que se trata de un entorno cálido y húmedo, lo que se traduce en un entorno muy propicio para un huerto. Proteger nuestras plantas del clima exterior, especialmente si hace frío o el tiempo no acompaña, es un beneficio considerable teniendo en cuenta la importancia que tiene el tiempo atmosférico en el correcto crecimiento de un cultivo. Este tipo de invernadero es muy fácil de construir, pero también puedes optar por modelos ya construidos y de diferentes tamaños, como los que puedes encontrar en tiendas especializadas como sadhugrowshop.com. Son invernaderos caseros, o armarios de cultivo, ya montados y que cuentan con todo lo necesario para comenzar a cultivar.

Existen muchos tipos de invernadero, en tanto que no se fabrican con un único tipo de material. Los que ya vienen montados y están pensados para espacios reducidos suelen estar fabricados con una estructura de aluminio resistente, y una tela reflectante que mantiene el calor interior. Los invernaderos a gran escala, por otro lado, suelen contar con una estructura de plástico o de cristal aislante, que impide que la temperatura exterior interfiera en el cultivo pero que permite que la luz solar llegue hasta las plantas.

Si estás pensando en montarte un invernadero casero, mi principal consejo es seas consciente del espacio que tienes destinado para él. Si planteas comprar uno ya montado, lo ideal es que reserves un lugar en tu terraza o alguna parte exterior. Al fin y al cabo, una de las partes más importantes de un invernadero, al igual que de cualquier cultivo, es el riego de las plantas, por lo que siempre es recomendable tenerlo en el exterior. Esto te permite despreocuparte de que haya pérdida de agua o de que ensucie la tierra. Lo que me lleva a la hidroponía. La hidroponía es un sistema de cultivo innovador que no requiere de tierra. Se trata de un sistema que incluye en el agua todos los nutrientes que necesita la planta, por lo que se trata de una opción cómoda, limpia y segura de tener un invernadero en casa y de sacarle el máximo provecho con el mínimo esfuerzo, lo que no significa que no tengas que esforzarte.

Tener un invernadero casero implica ver la comida y la alimentación desde un nuevo punto de vista, pero también significa mejorar nuestra calidad de vida. A fin de cuentas, se trata de cultivar nuestra propia comida, y eso nos ayuda a saber qué lleva exactamente. No tienes que pensar en fertilizantes, en toxinas o en cualquier otro producto químico que desconoces si compras en un supermercado, y, además, puedes establecer una nueva conexión con la naturaleza, y adquirir una nueva habilidad. Son todo ventajas.

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